Geografía en la calle

Geografía en la calle
"Porque allí van las personas del sueño a la poesía" Silvio Rodriguez

viernes, 26 de diciembre de 2014

Devoción, algarabía, el opio de los pueblos

Es raro pero a veces uno cree que ya ha vivido todo y no alcanza a discernir la posibilidad de los mundos nuevos por parir y la inmensidad de las sensaciones que se asoman tras el nuevo día. Es que hoy 9 de julio de 2014 será uno de esos días que quedarán girando en las mentes de cualquier persona nacida con el corazón dentro de las fronteras de este austral país. Montones de palabras se atoran en mi garganta con ganas de describir la emoción que brota desde el centro de mi aún nervioso cuerpo. Algarabía, descontrol, jolgorio, alegría. Tantas palabras sintetizadas en las lágrimas que todavía caen desde mis pupilas mientras escribo, habiendo pasado ya ocho horas de aquel mancomunado momento de eclosión. Tanta efervescencia despertada por el impactar de una pelota en la red no tiene explicación alguna, escapa a todo esfuerzo de racionalidad de mi parte, no cabe pensamiento que ayude a al menos intentar entender lo que genera este maravilloso deporte que es el fútbol. Gritar desaforado, con todo el sediento júbilo, entonar esa melodía desafinada y embarazada de gol mistificado. Explotar ardiente, como explota tristemente en este momento la Franja de Gaza con las bombas que hace estallar Israel y el imperio yankee sobre el pueblo palestino. Sin embargo, acá estamos abstrayéndonos de la realidad del mundo que nos compete, haciéndole frente a esta religión del balompié que no entiendo en qué momento logró imponerse de esta manera en nuestro ADN. Pedimos licencia a la hipocresía esta tarde, porque aquí estamos cantando el grito sagrado con toda la impunidad y las contradicciones que nos merece.

Salir a la calle con mi bicicleta después del último penal que entró con furia, como pidiendo permiso a la red, creo sinceramente será una de las situaciones más impactantes que me tocó vivir. No es necesario ser un erudito para darse cuenta que se estaba ante el acontecimiento popular con mayor trascendencia desde lo emocional, de los últimos veinticuatro años en Argentina. Papelitos caían desde los balcones y camionetas que colapsaban de gente excitada, sirenas sonaban desaforadas vomitando gloria saciada, abrazos se multiplicaban en miles, como se multiplican en un día común y corriente la indiferencia. Pero hoy el efímero tiempo nos juega otra pasada, hoy hay urgencia de abrazo con cualquier desconocido sin importar su clase social, hay urgencia de abrazo cómplice de emoción desfasada, hay antojo de abrazo por una extraña y tan efímera unidad. Caminaba anonadado, ebrio del delirio callejero y me pellizcaba para despertarme del sueño que estaba viviendo, pero el sueño nunca acababa, siempre quería ser realidad, era la realidad misma que se presentaba ante mis ojos con toda su bondad. Y ya que soñar estaba permitido, me atreví a soñar con una Argentina así de grande levantada y luchando por su segunda independencia, sin buitres azotándola; esa independencia que en un día como hoy festejamos disimuladamente, aunque el fútbol se lo comió todo. Me animé a creer que era la Patria Grande liberada que venía llegando con los colores celeste y blanco, y la victoria era un sólo puño, un ´solo canto revolucionario ahincado en la poesía impresa en los adoquines. Cuántas cosas podrías lograr querido país si tomaras el día a día con esta seriedad, con esta pasión, con esas ganas de mirar al de al lado y tenderle una mano. Pero hoy estamos festejando una unidad popular que sólo ésta pasión ha logrado despertar; y acá le damos irónicamente la derecha a Marx, la religión, o sea nuestra fe en el fútbol, es el opio de los pueblos. Pero créame señor barbudo que es opio me está permitiendo ver por primera vez al barrio en que nací de pie, transpirando alegría, jalando regocijo multiplicado por hermanos, padres, hijos, abuelos, vecinos, parejas, el sodero, el pizzero, y cualquier otro desconocido que se cruza frente a uno. Hoy ese don nadie es el hermano que llora como lloro yo, con esas lágrimas color del cielo que se esgrimen buscando el sol que le falta en su centro; el mismo sol que iremos a buscar el domingo con el alma y algo más. Hoy me quedo con esta pasión, con el corazón del fideo Di María en los dedos, con el gruñir combativo e incansable de Mascherano, con las tenazas en los puños gloriosos de Romero, la expectativa por una gambeta ensayística de Messi y la luz de esta luna casi llena que tanto nos ilumina en el frío invierno..

Demasiadas sensaciones por hoy, quizá con esto ya somos campeones en el campeonato de las pulsaciones, aguantá corazón al menos hasta el próximo partido donde cuarenta y cuatro millones latiremos con la misma intensidad, con la misma profecía.

Gracias a la vida, me voy a dormir.

Jueves 10 de julio 4:53 A.M.

T!nCh0
Gracias Liniers!

lunes, 15 de diciembre de 2014

Escupen arándanos sus ojos

Y fue a dar con él el sosiego de la tarde
Logró incendiar el cáliz camuflado en su ombligo
del  abrasamiento del aliento acaecieron cerezas,
tormentas de pétalos de envalentonado crepúsculo
Se hizo trasparente el dinamismo de sus venas

El rumor del cielo avivó su clarividencia
Pasó una golondrina escupiendo corazones
Del manto de la arena asaltaron los cogollos
Que fueron a encender las antorchas de sus pestañas
y  la flor del ceibo dormitó deseosa en su piel

La dicha fugitiva se hizo presente en su alcoba
Sacó su facón escarlata y degolló a los avatares
Salieron volando del tórax bandadas de canarios colorados,
El diablo enganchó  su tridente en las multitudinarias patas
Y se mandó a mudar con esos besos de rubí
que en algún rincón del tiempo lo hicieron estremecer

Sucede que cuando el atardecer coquetea el mundo
Él se derrite como el cebo de una vela activa
Sus ojos se mimetizan como arándanos patagónicos
 resurgen ríos de vino de su canto complacido
enrojece de alegría su roja rabia
y una revolución germina en sus poros 

Aún me sorprende la  cantidad de pavadas hechas metáforas que puedo decir de un lindo atardecer,  mientras pasan tantas atrocidades en el mundo.
T!nCh0

15/12/2014

Fotos: Rodrigo Arias

lunes, 1 de diciembre de 2014

Allá va este canto


Este canto va para el pueblo, compañero
Con acordes afinados de cara al fuego
Para que los abrace en el letargo de las noches
Para que los encapsule en un atado de esperanza
Y los abrigue de los lobos acechantes



Estas lágrimas van a dar a la calle
Se encontrarán con sus ojos enrojados
Humedecerán nuestros miedos a la victoria
Degollarán las mariposas del enemigo
Y les oxidarán las ganas de acecharnos




Este canto va a estrecharse en el viento
Irá tejiendo atrapasueños  insurgentes
Alterará las vibraciones de la indiferencia
Y nos encontrará sonriendo a la par
 Con la rabia convenciéndonos el entrecejo  

T!nCh0
01/12/2014
Fotos: Rodrigo Arias


Choco Libre

                                                                                      "Hasta siempre compañero Toby"


Ya estará pensando en su reposo 
a qué otro espacio alegrará
Ya estará tramando otra aventura
en su nuevo barrio de las nubes

Quién lo esperará religiosamente
para concebirle una galletita
A quién diagnosticarán fidelidad
la franqueza de esos ojos café

Moverá su cola alborotada
Y agitará los vientos del más allá
Se enojarán algunos vecinos
Otros lo amarán sin apropiarse

Correrá en círculo buscando amigos,
Se revolcará en una acequia amorfa
Volverá mugriento a descansar
De su ladrido, renacerá la libertad

T!nCh0
25/08/2014

martes, 25 de noviembre de 2014

Si estas paredes hablaran

Si estas valientes paredes hablaran
No habría libros de actas disponibles
No aguantarían los oídos tantos rumores
Causarían envidia en las viejas chusmetas
Se enamoraría cualquier historiador
Y se suicidarían los falsos héroes del mostrador
 
Si estas curtidas paredes cantaran
Nos abrirían las ventanas de su alma
Entonarían con las voces de sus padres,
Los innumerables trofeos serían sus micrófonos
Nos invitarían a bailar un tango con don Alberto
Y espiaríamos juntos ese primer beso en el salón


Si estas añejas paredes contaran
Nuestros abuelos se verían transpirando carnaval
Se romperían las redes con pelotas de trapo
Nos ensordecería el eco de las bochas chocando
Un solo grito de gol apagaría las últimas lamparitas
Y Armando nos recitaría ese poema atorado

Si estas gloriosas paredes rieran
Reirían con las bocas de su gente
El barrio lloraría a carcajadas su identidad
Los niños zarparían la desesperanza
Saldrían de sus tumbas los socios vitalicios
Y el pasado no nos guardaría ni un secreto


Si hoy estas comprometidas paredes hablaran
Nos confesarían que les gusta menear en los sismos
Nos pedirían que tapemos aquellas grietas,
Saldrían a abrazarnos emocionadas
 Unirían sus listones con nuestras manos
Se declararían en huelga contra el olvido
¡Si estas paredes hablaran!

T!nCh0
05/11/2014
Fotos: Rodrigo Arias y Giramundo Tv



lunes, 17 de noviembre de 2014

Recalculando se me quemó la calculadora

Voy coleccionando momentos perennes
Fotografías de encuentros furtivos
Soy la piedra que el río va erosionando
Soy la sumatoria de todo lo que amé,
 de lo que me aferre y desaferré
  del sueño que descolgué de mi zaguán



 Voy restando ilusiones acéfalas
Alejándome de los témpanos de azufre
Ahí donde los días te tiran a matar
Soy la sustracción de las notas que no canté
de los labios de la luna que no besé
de las palabras truncas que callé

Voy fraccionando mis frascos de mermelada
Repartiendo destellos en las cortinas entreabiertas
Confundiéndome con los reflejos de la madrugada
Soy la división de los caminos que se cruzan
Soy el brazo afluente de mis derrotas
el laberinto donde juegan los triunfos

Voy redoblando las lágrimas de algarabía
Brownies de caricias regaladas
Banderines colgando del pensamiento
Soy una multiplicación de esta sangre roja
que enerva las libélulas de mis venas
y me induce a creer en la batalla

En fin,
Estoy varado entre enroscados cálculos
Las calculadoras se queman a mi paso
Soy esa larga cuenta sin resultado
Un ejercicio complejo, contradictorio
 Que por suerte no ha terminado

T!nCh0
17/11/2014



Fotos: Claudia Serrano

lunes, 20 de octubre de 2014

Impostergablemente

Impostergablemente,
Habrá que volver al centro
Al meollo de nuestra púber algarabía
Ahí donde las semillas germinan
Echando su novato embrión al agua
asomando sus radículas al encuentro con el aire

Incuestionablemente,
Habrá que desmantelar las góndolas del llanto
Comenzar con el saqueo de las decepciones
Asfixiar los especímenes de la falsa dependencia
Abrir las ventanas a los simples pensamientos
Y dejar que se apoderen de las horas manantiales

Indudablemente,
Habrá que ajustar los cinturones de la confianza
 Naufragar en esta tempestad de cuerpos nostálgicos
Aceptar la inalienable soledad que nos corroe  
Entender que no habrá abrazo más cálido y sincero
que  el abrazo de uno mismo sosteniéndose el alma


T!nCh0

20/11/2014
Fotos: Claudia Serrano

viernes, 10 de octubre de 2014

¿En qué pensás?

Entra caníbalmente en mi,
sacúdeme este paladar amargo
baña mis tímpanos de miel

Atraviésame, 
desenfunda tu flecha en mi pecho,
desmantela este capuchón indiferente

Arróllame,
atropella el reloj de mis venas
degolla a los duendes de mi almohada

Ábreme, 
libera el zorzal atascado en mi garganta
deja correr mi sangre en tus rizomas

Acéchame,
germina tus gladiolos en mi barba
haz brotar lirios de mis poros

Arrímate,
que no se quien diablo sos,
mucho menos si te cabe la realidad

Veo el deseo reflejado en la pared
con las caras desconocidas del mañana
y un disco pare al confortable desamor


Escribo esto mientras afuera la primavera sonríe como un niño conociendo su nuevo juguete o como sonríe un poeta pariendo sus nuevos versos; y al lado mio hay un alumno preocupado, jugándose su permanencia en la escuela rindiendo un estúpido examen final...Qué plural a veces son las horas que corren.

T!nCh0

08/10/2014
Fotos: Claudia Serrano

miércoles, 8 de octubre de 2014

Retratos del viejo barrio

Acá no hay fin del cuento
Acá no hay tufos derroteros
Acá no cabe la resignación
Menos las artimañas del dolor

No nos dibujen sus injurias
No nos escupan el estofado
No seremos rehenes del castigo
No miraremos hacia otro lado

Porque en mi viejo barrio
hay cazuelas de furia disueltas,
manos parando el cincuenta,
Hay escarapelas color barrio,
goleadores en arcos de piedra,
Hay colibríes besando las frentes,
pericotes picoteando el cielo,
Hay una milonga de fieles inocentes,
 locos creyentes  en las cejas del vecino,
Hay agujeros hechos cráteres del asfalto,
 grietas donde percolan las tímidas voces,
Hay un señor vendiendo tortitas caseras,
 perros embajadores de las calles,
Hay ángeles acariciándonos el viento,
chusmetas de historias nauseabundas,
Hay hostiles tras la medianera,
 nobleza en los vocablos del viejito,
Hay niños ahorcando prematuros anhelos,
gladiadores batallando en las tizas,
Hay conspiraciones de cucharachas,
caravanas de ciruelos florecidos,
Hay gente zafando del suicidio,
ardientes soles quemando las ventanas,
Hay bellotas de deseos compartidos,
Hay paciencia, rabia, ganas, sueños,
 Renacientes destellos del alba…

Por eso de aquí no me he ido


T!nCh0

08/10/2014

Fotos: Giramundo TV









viernes, 5 de septiembre de 2014

Caminata nocturna de domingo mendocino


                Salí a pasear esa noche de domingo por la ciudad de Mendoza con ganas de encontrarme con sensaciones nuevas, o al menos poder despejar la cabeza antes de que la ya vieja semana termine y nos invite a sumergirnos en la rutina de la semana entrante. Caminé derecho por calle San Martín que siempre está tan luminosa y extravagante, y a ese paso lento que llevaban mis pies decidí entregar la mente plena a la fresca nocturna.  Con la calma de la brisa se podía oír resonar el acento de turistas en las hojas de esos plátanos prematuramente brotados, se podía percibir cómo rebotaban en las paredes de los altos edificios el murmullo de la gente conversando y sonriendo jocosa en los bares que adornan la urbe. Ésta es un área de la avenida donde converge el glamur, la congoja financiera, el paseo relajado de los gringos, jóvenes mendigando en las mesas, medios de comunicación al por mayor, tribus urbanas, autos salvajes tocando bocina, y una cámara tendida desde los postes de luz que nos mira muy atenta como buscando algo de nosotros para hacernos famosos en algún noticiero o en algún baile frívolo quizá.

                Seguí caminando y raramente no había tanta gente deambulando en las veredas, aunque en realidad es lógico que un domingo a las once de la noche le den un respiro, al menos por un rato, a las baldosas de este suelo. Cuando tomé la decisión de acelerar un poco el paso, se desprendió del bolsillo de mi gastado jean una lapicera que había guardado evidentemente mal hacía unos instantes, luego de intentos fallidos de escribir un poema en una servilleta que también llevaba en el bolsillo. Me agaché a buscarla y sentí una energía rara que subió desde la punta de mis pies hasta el extremo superior del parietal, pensé que se me había bajado la presión, me preocupé un poco por mi salud, pero en una milésima de segundos mis ojos comenzaron a ver un mar de ciudades superpuestas en esta misma ciudad, tantas que escaparían a las letras de este escrito para contarles. Levanté mi vista en un ángulo de cuarenta y cinco grados hacia el oeste, y en uno de esos agradables bancos que te podes cruzar si pasas cualquier día por estas calles, me encontré con un joven (o no tan joven) con anteojos y barba exuberante que me miró con cara muy amigable y con ganas de conversar. Si siguiéramos las costumbres que los diarios y la tele nos inculcan yo debería haber apurado nuevamente mi paso y huir asustado, la noche funda diablos en los corazones nos dicen. Pero yo no accedí a la propaganda, me acerqué y nos saludamos como si nos conociéramos, había algo de familiar en esa sonrisa, la claridad de sus ojos me hermanaban en algún sentimiento que sólo la inmensidad de nuestras historias nos podría contar si hablaran por sí solas. Me senté junto a él y comenzamos a hablar con suma libertad, las palabras se enredaron entre el movimiento de su boca y mi boca con una complicidad ilógica, no nos preguntamos los nombres, no hacía falta, él conocía de mi vida y yo conocía de la suya. Éramos amigos de otro tiempo lejano, charlamos del parral de nuestras vidas cosechadas, de nuestras luchas afrontadas en los barrios de la provincia o en las calles de París; de los amores lejanos y cercanos; de los besos estrechados en los vagones de los trenes a las musas de los aires; de los partidos de fútbol jugados en el estadio Azteca, en la Bombonera o en el Parque O´Higgins; de los poemas escritos bajo la noche estrellada o en los asientos de los micros; de las noches de jazz disfrutados entre humo y copa en los bares. Y así pudimos estar un largo rato, pero sentimos el cuerpo cansado de esa posición de estar sentados y salimos a caminar con dirección hacia el norte. Atravesamos San Martín y Peatonal y de repente oímos bombos sonando, sobre los adoquines vimos banderas flamearse y gente efervescente gritando y buscando hacerse escuchar; hallamos docentes reclamando por sus salarios dignos; mujeres reivindicando sus derechos pisoteados por el machismo; vecinos unidos defendiendo el agua contra las multinacionales; personas mayores añorando por una jubilación digna; jóvenes festejando el campeonato de Boca, River, Godoy Cruz, la Lepra, Argentina campeón del mundo; madres entre miedo y dolor reclamando por sus hijos perdidos; cuadras enteras recordando a los treinta mil desparecidos ¡presentes!(se escuchaba en un grito unísono).

                Decidimos meternos entre esa imponente energía que nos llamaba, y saltamos, gritamos, lloramos como hacía tiempo no lo hacíamos; tantas épocas, tantos colores, tanta diversidad conglomeradas nos llenó de alegría. En un instante se me ocurrió mirar la cabina de policía y encontré que habían dos gigantes pantallas reproduciendo  las imágenes que tomaba esa cámara que estaba sobre nosotros observándonos; y en ellas no vi nada de lo que yo veía o creía ver, sólo mostraba a un hombre solitario, que vendría a ser yo, mirando hacia la intercepción de las calles. Me quedé por un momento pensativo, pero al instante me tocaron la espalda y advertí que era mi amigo nocturno que mostraba ciertos signos de agotamiento y parecía que tenía un poco de sed. Continuamos por la peatonal hacia el oeste tras un vaso de agua y el silencio había cobrado protagonismo, en ese preciso instante la fresca brisa primaveral nos alcanzó  una melodía que nos pareció oírla desde un lugar no muy lejano; la seguimos como quien busca desesperado un pedazo de pan. Cruzando calle 9 de Julio nos encontramos en una de las glorietas cercana al verde palo borracho de la peatonal, a la figura de  Mercedes Sosa reposada con su voz de libertad dando “Gracias a la Vida”, y a su lado estaba  un señor bohemio llamado Armando Tejada Gómez, dicen que andaban estrenando el nuevo cancionero latinoamericano y querían regalarlo humildemente a las calles mendocinas. Las voces retumbaban por las acequias, le abrían paso a la tan deseada lluvia que se había hecho ausente hacía ya varios meses; miramos sus rostros y parecían volar junto al impulso de su vocalización, la lluvia hacía más hermosa esa sin igual escena de la historia mendocina. Entre tanto placer vomitado frente a nuestros ojos, nos distrajo el sonido de una armónica y una guitarra que sonaban  acoplándose  a la entonces mojada brisa. Acordes armoniosos acaecían desde las inmediaciones de calle España, observamos la intercepción de la esquina sur y allí aparecieron dos personalidades agradables, eran León Gieco y el flaco Spinetta que se sumaban y le daban un poco de rock a la tonada cuyana.  En un instante logré abstraerme de esa  alucinógena encrucijada musical, y recordé que mi amigo  me había dicho hace un rato que tenía sed, lo observé y le pregunté si seguía teniendo los mismos deseos y me dijo que la lluvia lo había calmado un poco. Pero los juegos de la memoria tardía me hicieron recordar que en la mochila que llevaba en mi espalda tenía a cuestas un amargo y amiguero mate, y sin emitir dudas decidí armarlo con mi paciencia artesanal. Así disfrutamos entre mate y mate del “Canción con todos”, “El anillo del capitán Beto”, “Canción para un niño en la calle” y “Hombres de Hierro” con una mixtura musical inédita, ellos estaban extasiados por ese encuentro que nunca habían podido concretar.  Al cabo de unos diez minutos los personajes comenzaron a esfumarse uno a uno de la escena,  sus imágenes se degradaban en  la atmósfera sin dejarnos un hasta luego, pero su música seguía sonando en nuestros saciados oídos invitándonos a continuar el paso. Abandonamos la escena y camino hacia la Plaza Independencia mirábamos hacia los costados y aparecían niños repiqueteando y bailando con tambores que dilucidaban un caluroso aire carnavalesco; en los bancos se podía ver a parejas sentadas abrazándose y sellando en un beso efervescentes historias de amor; de lo pandito de las acequias aparecían artistas callejeros ganándose la vida con sus malabares y obsequiando una sonrisa a los peatones. Llegando a calle Patricias Mendocinas pasamos por la puerta de la Legislatura y encontramos a Diputados conversando con la gente, vestidos como un ciudadano más, discutiendo y escuchando las demandas, luchando por su pueblo. De todo lo que estaba viendo fue lo que más extrañeza me causó, al punto de creer que lo estaba soñando todo. Seguimos con dirección hacia el oeste, entramos a la plaza y en uno de los bancos ubicados en los laterales del pasillo vimos a un señor calvo que dibujaba muy entretenido en sus anotadores, lo observamos con detenimiento y advertimos que era el mismísimo Quino que andaba de paseo por su antigua tierra. Nos hicimos los distraídos y chusmeamos de refilón algunas de sus amarillentas hojas; él nos advirtió dándose cuenta de nuestra curiosidad y sin emitir ninguna palabra nos enseñó amablemente su nueva creación: era una viñeta de Mafalda reflexionando sobre el mundo en el que vivimos y preguntando inocentemente a su madre por qué la ONU dejaba morir tantas personas en Franja de Gaza. Le devolvimos su gesto convidándole un mate, no nos dijimos ni una palabra ya que no queríamos quitarle su estado de concentración, así que continuamos recorriendo la explanada de la plaza que lucía maravillosa. Esa noche extrañamente no había personas tristes durmiendo en los rincones, la fuente estaba brillante y disparaba agua con mucha fuerza para todos lados, a esa hora el rocío parecía intransigente ya que la lluvia seguía cayendo en cantidades. Decidimos tirarnos junto a un árbol y comenzamos a habla de las miradas, de lo grandioso de las miradas. De lo fantástico que es poder ver más allá de lo que vemos o creemos ver; de que cada instante puede ser varios instantes si lo aprendemos a ver; de lo bella que es esta ciudad vista con estos ojos. Nos preguntamos cómo la verán esas personas que van pasando por las esquinas o aquellos otros transeúntes  que día a día corren casi como máquinas a cumplir con su trabajo. Él sacó una hoja y me leyó un poema, sus recientes versos, era un gran escritor aunque afirmaba que no le gustaban sus poemas,  pero  esa noche quiso compartirlo conmigo por el mismísimo poder de la espontaneidad. Las palabras empezaron a bailar un tango arrabalero, los versos se formaban dibujando firuletes en el suelo, las estrofas movían sus piernas seductoras y se entrecruzaban hasta formar un párrafo con ritmos de bandoneón.  Fue tal su alegoría que la dicción de los vocablos atravesaron nuestras mentes y corazones; y en algún lugar del tiempo pasado o por conocer  nos encontrábamos ambos con esos brazos extraviados del amor, y corríamos por algún mar derrochando nuestras poesías y copas de Malbec volcadas en las sonrisas. Sentimos que las miradas de la ciudad se alineaban, que vencían al miedo y salían de sus casas enrejadas, de sus rutas sesgadas del trabajo, del mostrador de sus negocios; y concurrían a la plaza a escuchar nuestras palabras, a mirarse a los ojos con su ahora compadre o comadre, a entender la mirada del mundo vista desde otra óptica. Y se daban cuenta que todos los mundos eran posibles, que los ladrones no son ladrones, que las verdades no son absolutas, que los límites reducen las cabezas y la indiferencia quema la piel, de que siempre hay algo nuevo por conocer.

                Yo ebrio de alegría seguía escuchando y mirando, escuchando y mirando… soñando. Y ahora entre tantas miradas hermanadas que giran por mi cabeza creo que estoy listo para dormirme en el césped y dejar el velo abierto para soñar con esa poesía inconclusa de la servilleta de papel, mientras mi amigo custodia la puerta de abandono de este estado de vigilia.
Setiembre de 2014


T!nCh0

Fotos: Pablo Martinez

jueves, 28 de agosto de 2014

Expectativas interrogantes



¿Qué cándido anhelo nos manda
a inventarles libertinas alas
a seres asquerosamente terrestres,
a elegantes floripondios charlatanes?

¿Qué ilusa fe nos incita
a intentar frenar esos ómnibus
 que vienen acelerados, rebosantes
sin lugar para nuestros estúpidos antojos?

¿Qué ironía nos hace creer
que después del descontrol
siempre llegará esa irremediable calma
que todo lo ordena y lo limpia de repente?

¿Quién engañó a los pobres
dibujándoles un paraíso rico
donde descansarán sus hambrunas
y los calentará la plácida ducha del mañana?

¿Qué falacia persuadió nuestra inocencia
para confiar en una borrachera sin resaca
para admitir que existe el amor eterno
y que cada uno tiene lo que merece?

¿Qué orgullo nos convenció hábilmente
a soñarnos campeones del porvenir
a esperar prudente la orgía del futuro,
Si la vida es esto que  acontece,
mientras me esmero en afanarle versos ?

T!nCh0

28/08/2014

Fotos: Claudia Serrano

domingo, 24 de agosto de 2014

Llega el abrazo indeleble

Ya siente la paz inaudita del abrazo
que anduvo inventando con valentía,
Lo dibujó con estrellas incansables
Lo fue aferrando a la alcoba de sus hombros
y nunca más lo soltó al abismo del olvido

Creó trincheras de esperanzas
en los avatares de la resignación.
 Lo envolvió con pañuelos alquimistas
Tejiendo círculos vehementes en la plaza
y se encontró con la abstinencia hermanada

El lustre incorregible de los años
no apagó la antorcha en su mirada,
Vio esclarecer  grietas de la historia
en la estela ardiente de sus pasos,
Vio ilusiones estropearse en la bruma

Treinta y seis primaveras expectantes
pintaron arrugas en las hojas de su piel.
No bebió la inocencia de aquella niñez,
Guardó los regalos ansiando el reencuentro.
En su caja anidó la identidad ausente

Ya está llegando ese abrazo estridente
A romper el largo silencio enmascarado
A cerrar un paréntesis del genocidio
A inyectarnos alegorías de optimismo
A atenazar esos brazos indelebles, felices

T!nCh0


23/08/2014 

Ilustración: Pablo Bernasconi

viernes, 1 de agosto de 2014

Vértigos recurrentes

En la continuidad titubeante del camino
Hay un acantilado, gargantas de abismos
Por donde descenderán tus anhelos desfoliados
Presagiando el fondo de tu embace roto

Los cuervos repiquetearán tus oídos,
Degustarás el aroma rancio de tu semilla
Te carcomerán la bilis tus indelebles miedos
Se entregará tu olvidado cuerpo a la caída libre

Pero justo antes de nadar en la dureza del suelo
Mirarán tus ojos el crepúsculo ardiendo
Inhalarás el minúsculo aire de la simpleza
Y despertarás  latoso de tu larga pesadilla

Poco a poco se acomodarán tus engranajes
Se desharán los corchetes de la prosa
Encontrarás la calma que prosigue al temblor
Abrirás un taller de confianza debajo de tus sábanas

A tu paso estallarán los bebederos en las plazas
No tocarán bocinas los ansiosos taxistas
Te toparás con desconocidas sonrisas
En una encrucijada también desconocida


Besarás otros labios geranios limón
Brotarán de tus poros diamantes de miel
Saltarás las murallas separatistas del dolor
Abrirás el jugo de tus entrañas a sentir





Te posarás prudente en el umbral
entre auras de apertura y protección
Te cruzarás nuevamente un acantilado
Pero ya conocerás los vértigos del caer


T!nCh0


29/07/2014

Fotos: Claudia Serrano