Habrá que volver al centro
Al meollo de nuestra púber algarabía
Ahí donde las semillas germinan
Echando su novato embrión al agua
asomando sus radículas al encuentro con el aire
Incuestionablemente,
Habrá que desmantelar las góndolas del llanto
Comenzar con el saqueo de las decepciones
Asfixiar los especímenes de la falsa dependencia
Abrir las ventanas a los simples pensamientos
Y dejar que se apoderen de las horas manantiales
Indudablemente,
Habrá que ajustar los cinturones de la confianza
Naufragar en esta
tempestad de cuerpos nostálgicos
Aceptar la inalienable soledad que nos corroe
Entender que no habrá abrazo más cálido y sincero