“Hay que juntar
las ganas y contar desde abajo,
vamos uniendo rostros, manos, sueños, olvidos,
flor turbamulta
quiero, a la altura del día
el regreso de todo
lo que fue sumergido.
A partir de esa calle no hay posible regreso,
no hay otro pacto que éste,
pero sin apellidos
y no es fácil ni pronto,
ni ya voy, ni gemidos,
ni discursos ni
curas, ni general, ni edictos,
no hay arreglo, no hay nada que hacerle en
este asunto:
hay que juntar las ganas, organizar el grito
y despertar de pronto como un solo estallido. “
Armando Tejada
Gómez, 1970
La calle larga tiene memoria
no olvida el olor a vecino alegre
que andaba tejiendo historias
entre bolitas y acequias tuertas
en los laberintos de la Media
Luna
A veces una melodía flota en el
aire
se disemina por las copas de los
árboles
La curiosidad tironea sus remeras
La ventana se vuelve el palco
preferencial
la puerta abierta a la osadía de
arrabal
Salen
con un deje de timidez, como desconociendo el sabor a encontrarse con el otro,
poco a poco la timidez es vencida por los grillos del vecindario que con su
canto tenue los van transformando en un eslabón más de la fiesta del asfalto
agrietado.
Acuden solemnes
Niños con sonrisas de caramelos
inventando travesuras de papel,
Florecientes ancianos acariciando
la fértil juventud de sus miradas,
Agnósticos destartalados,
Chocos vagabundos del mareo,
y la esquina vomitando versos
Con la estirpe del farol lunero
La
vereda es el escenario perfecto donde el débil se vuelve fuerte, donde las
cejas de cualquier clase social se tiñen de igualdad, y el adoquinado se
entrevera con los duendes que salen a
bañar de encanto las noches de
Guaymallén. Los rastros del cañaveral acarician los pasos de la gente amontonada,
el Pucará extraviado bajo la tierra hace vibrar el suelo, invaden los murmullos
del conventillo que pernoctan en las tranqueras en desuso, desde las copas de
vino recién servidas en las pulperías desahuciadas se filtran tonadas de una
bohemia puramente cuyana, y se descuelga
del techo del barrio la estrella brillante
que don Hilario dejó atrincherada algún día.
¿Qué diría el diario de Armando
si hoy es día de pago y está
pleno?
¿Seremos profetas en nuestra
tierra?
¿Seremos artesanos de este telar
desenterrado?
¿O serán las encrucijadas de la
Calle Larga
que nos bañan de esta viva
memoria popular?
T!nCh0
11/07/2015