que anduvo inventando con valentía,
Lo dibujó con estrellas incansables
Lo fue aferrando a la
alcoba de sus hombros
y nunca más lo soltó
al abismo del olvido
Creó trincheras de esperanzas
en los avatares de la resignación.
Lo envolvió con
pañuelos alquimistas
Tejiendo círculos vehementes en la plaza
y se encontró con la
abstinencia hermanada
El lustre incorregible de los años
no apagó la antorcha en su mirada,
Vio esclarecer grietas
de la historia
en la estela ardiente de sus pasos,
Vio ilusiones estropearse en la bruma
Treinta y seis primaveras expectantes
pintaron arrugas en las hojas de su piel.
No bebió la inocencia de aquella niñez,
Guardó los regalos ansiando el reencuentro.
En su caja anidó la identidad ausente
Ya está llegando ese abrazo estridente
A romper el largo silencio enmascarado
A cerrar un paréntesis del genocidio
A inyectarnos alegorías de optimismo
A atenazar esos brazos indelebles, felices
23/08/2014
Ilustración: Pablo Bernasconi
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