Un día sin más que ganar
sin más que perder
me eché a andar
por la prisión del alma
con una niebla en los ojos
Y encontré al jardín de mi patio
semidesierto, sin flores,
con tonalidades amarillas recalcitrantes
Hallé espejos rotos
ausentes de reflejos
y de esa figura sonriente
Me crucé con casas inundadas,
azotadas por un terrible temporal,
con gente navegando calles
agonizando su dignidad
Me enfrenté a los recuerdos
al niño que dejé en una plaza,
a las virutas saltando desde las llaves,
al tocadiscos de mi abuelo Horacio,
a las historias contadas por la Luna,
al anhelo de viajero contínuo,
a las centellas en mis pupilas
Los abracé en la noche,
los lustre, los acomodé
en sus rinconcitos del tiempo,
los saludé sin querer dejarlos
y se quedaron durmiendo en la bruma
Me choqué con todas mis caras,
con brasas apagándose en el sur,
con besos extraviando los labios,
con pequeñas cosas sin su goce,
y con deseos ahogándose
poco a poco en el fondo del mar
Me vi yo mismo en esa bandera
izándose a media altura,
en esa hoja desnudada por babosas,
en los engranajes del espacio,
en el desgaste del tiempo
Me vi perdido en la niebla
sin encontrar la claridad,
sin poder entender el camino,
con la mirada empañada
y sin un rumbo que tomar
ya soy una niebla más
T!nCh0
17/08/2013
Fotos: Claudia Serrano
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